"En septiembre, nos dedicamos a hornear crêpes, ¡y fue muy divertido! Desde remover la masa hasta hornear en la crêpeseisen, los niños pudieron probarlo todo por sí mismos. Mezclaron, amasaron y se rieron con diligencia con huevos, harina, leche y azúcar: ¡todo el mundo quería poner las manos en la masa! 
Al hornearse, las crêpes a veces eran redondas, a veces torcidas, pero eso no importaba en absoluto, porque la alegría pura se reflejaba en las caras de todos. 
Al mismo tiempo, se fomentaron las habilidades motrices de forma lúdica y se reforzó la confianza en uno mismo: ¡no hay nada más motivador que ver tu propia pequeña obra maestra en el plato!
Especialmente populares: nuestros irresistibles crêpes de fresa y chocolate, que se degustaron juntos e hicieron que a los niños se les iluminaran los ojos. Al final, todos quedaron contentos, saciados y, sobre todo, muy orgullosos de sus crêpes caseros. 
Cocinar une a la gente, es divertido y pone una sonrisa en la cara de todos". - Veronique Donner
Muchas gracias, querida Veronique. 





